Ella le dijo que se pondria, asi él, podria reconocerla con mas facilidad.
Arreglaron un punto en común y fijaron un horario que extrañamente le convenía a él.
La noche anterior ella no durmió, constantemente su cabeza daba vueltas sobre el hecho de que al dia siguiente se encontraría con un total y completo extraño.
La luna se alejo para darle paso al radiante sol que pretendia asomarse.
Cada segundo, parecia una hora, y cada minuto un siglo, parecia que aquel dia el tiempo habia decidio moverse en camara lenta.
Tenia planeado comenzar a alistarse a las 10, tiempo mas que suficiente para llegar a horario; sin embargo, 9:55 ella comenzaba su baño, las ansias pudieron por sobre su persona.
Llegó el momento de partir, iria caminando.
Un sol abrazador irradiaba en la vereda quemando las plantas de sus pies.
Y por fin llego aquel encuentro, aquel con el que tanto habia fantaseado sus noches en vela. Ahi estaba él en la misma esquina de siempre, solo que esta vez él era un completo extraño.
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